Salud y Seguridad Vial: Enfermedades que Aumentan el Riesgo al Conducir
Conducir un vehículo implica una gran responsabilidad. No solo requiere atención, reflejos y coordinación, sino también salud física y mental óptima. Existen ciertas enfermedades y condiciones médicas que pueden afectar significativamente la capacidad de una persona para conducir de forma segura, incrementando el riesgo de sufrir o provocar un accidente.
Ya sea por pérdida de conciencia, visión borrosa, mareos o efectos secundarios de medicamentos, algunas patologías suponen un riesgo directo al momento de estar frente al volante. En este artículo analizamos las enfermedades de riesgo que pueden inhabilitar o limitar la conducción, y qué medidas deben tomarse al respecto.
Epilepsia y Crisis Convulsivas: Riesgo de Pérdida Súbita de Control
La epilepsia es una de las condiciones médicas más vigiladas por las autoridades de tráfico, debido al riesgo de sufrir una crisis convulsiva mientras se conduce. Aunque muchas personas con epilepsia están medicadas y estabilizadas, sigue existiendo un riesgo considerable.
- En España y otros países europeos, se requiere un mínimo de 6 a 12 meses sin crisis para poder conducir legalmente.
- Las personas con epilepsia deben tener un informe médico actualizado que acredite el control de la enfermedad.
- En caso de cambios en la medicación o crisis recientes, se recomienda suspender la conducción temporalmente.
Diabetes Mal Controlada: Peligro por Hipoglucemias

Las personas con diabetes tipo 1 o tipo 2, especialmente aquellas tratadas con insulina, pueden sufrir hipoglucemias (bajada brusca del azúcar), lo cual provoca mareos, confusión, visión doble e incluso pérdida de conciencia.
- Si no se detecta a tiempo, una hipoglucemia puede causar pérdida de control del vehículo.
- Se recomienda medir los niveles de glucosa antes de conducir y llevar siempre alimentos o bebidas azucaradas en el coche.
- Las personas con diabetes deben comunicar su enfermedad a la DGT y renovar su carnet con informes médicos periódicos.
Trastornos Cardiovasculares: Riesgo de Infarto o Desvanecimiento
Las enfermedades cardíacas como la angina de pecho, las arritmias o la insuficiencia cardíaca pueden poner en peligro la conducción si generan episodios de desmayo, fatiga extrema o dolor torácico.
- Una fibrilación auricular mal controlada, por ejemplo, puede generar mareos y pérdida de conciencia.
- Tras un infarto de miocardio, se suele desaconsejar conducir durante al menos un mes, según la gravedad.
- Es crucial seguir controles médicos estrictos y evitar ponerse al volante si se tienen síntomas activos.
Trastornos del Sueño: Peligro de Somnolencia al Volante
La apnea del sueño, la narcolepsia o el insomnio crónico son condiciones que afectan el descanso y pueden generar somnolencia diurna excesiva, uno de los factores más peligrosos en carretera.
- Los conductores con apnea del sueño tienen hasta 7 veces más riesgo de sufrir accidentes.
- La legislación exige un informe médico que garantice que el tratamiento (como CPAP) es eficaz y la persona está apta para conducir.
- Se desaconseja conducir tras noches de mal descanso, especialmente en trayectos largos o monótonos.
Trastornos Psiquiátricos: Evaluación Obligatoria en Casos Críticos
Enfermedades como la esquizofrenia, trastorno bipolar o la depresión grave pueden afectar el juicio, la concentración y los reflejos, especialmente si no están tratadas o si hay consumo de medicamentos psicotrópicos.
- Algunos fármacos antipsicóticos o antidepresivos tienen efectos sedantes que limitan la capacidad de conducción.
- En fases de descompensación emocional o brotes psicóticos, está completamente prohibido conducir.
- Los informes psiquiátricos son necesarios para obtener o renovar el permiso de conducir en muchos casos.
Enfermedades Neurológicas Degenerativas: Deterioro Progresivo de las Capacidades
Condiciones como el Parkinson, el Alzhéimer o la esclerosis múltiple pueden provocar pérdida de reflejos, desorientación, temblores y disminución del campo visual.
- En etapas iniciales, algunos pacientes pueden continuar conduciendo bajo evaluación médica constante.
- Con el avance de la enfermedad, se restringe la conducción por motivos de seguridad propia y ajena.
- Los familiares también deben estar atentos a señales de deterioro en la conducción habitual del paciente.
Visión Reducida o Enfermedades Oculares Graves
Una visión óptima es esencial para reaccionar a tiempo en carretera. Enfermedades como el glaucoma, cataratas avanzadas, retinopatía diabética o degeneración macular reducen el campo visual o la nitidez.
- La legislación exige una agudeza visual mínima para obtener y renovar el carnet de conducir.
- El uso de gafas o lentes correctoras debe estar debidamente registrado en el permiso de conducir.
- Ante cualquier cambio visual, es fundamental acudir al oftalmólogo y no conducir sin autorización médica.
Conclusión
La conducción requiere atención constante, reflejos rápidos y buen estado físico y mental. Si padeces alguna de las enfermedades mencionadas, es fundamental realizar revisiones periódicas, comunicar tu situación a la DGT si es obligatorio, y priorizar tu seguridad y la de los demás.
No se trata de prohibir la movilidad, sino de tomar decisiones informadas y responsables. Consultar con profesionales de salud y seguir sus recomendaciones puede marcar la diferencia entre un viaje seguro y un accidente evitable.
¡Visítanos y conduce con confianza!